miércoles, 14 de enero de 2009

Ciencia y Empresa: La Explotación Comercial Del Conocimiento

Cuando enfrentamos a empresas internacionales con maquinarias y tecnologías caducas, es imposible sacar productos de calidad y en grandes volúmenes, el resultado final es la baja productividad. Por ello mejorar sus procesos técnico productivos mediante la innovación tecnológica es imprescindible. En la economía basada en el conocimiento la política de estado en ciencia-tecnología-innovación (CTI) tiene que ser el catalizador de las demás políticas de estado (educativa, salud, seguridad, defensa, energía, infraestructuras, empleo) por lo que las directrices básicas del plan nacional de CTI debe ser: servicio a la ciudadanía y mejoramiento del bienestar social; contribución a la generación de conocimiento; y contribución a la competitividad empresarial.


En nuestro país las instituciones que realizan investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) son fundamentalmente públicas (universidades e institutos de investigación), el aporte privado es bajísimo. El país invierte en I+D+I casi el 0.11% del PBI, cifra pobrísima, la media en Sudamérica es de 0.6%, mientras que en EEUU 2.6%. Además de esa escasa inversión en CTI, está el aspecto cultural de los diversos actores: academia, empresa y estado, acostumbrados a la compra y no a la generación de tecnologías, menos a la innovación. El Perú es uno de los países de máxima dependencia tecnológica (reducido número de patentes), prácticamente todo lo que utilizamos tiene patente extranjera. ¿Qué es peruano?, nuestros recursos naturales y materia prima. Compramos conocimiento a cambio de las riquezas naturales. Esta matriz de desarrollo tiene que invertirse, para ello es fundamental establecer y promover el diálogo entre los actores del sistema ciencia-tecnología-empresa (academia y empresa). Revisar nuestras experiencias, estrategias, y buscar el mejor uso y producción de la tecnología y establecer acuerdos de políticas eficientes de apoyo a la transferencia de tecnología, es decir al encuentro entre la demanda (empresas) y oferta (centros de investigación) tecnológica nacional.


Seguro que algunos sectores del ejecutivo tienen claro estos conceptos, pero en la práctica no se siente, particularmente en las universidades. Por ello nuestro afán de darles un carácter mas emprendedor a la formación universitaria. Los acontecimientos recientes están empujando a los diversos actores hacia un cambio positivo. Los dramáticos avances tecnológicos, y las exigentes demandas de los usuarios obligan a las empresas a ser competitivas, tienen que llegar al mercado antes que la competencia, y aproximarse mas a los centros de I+D+I, por ello se abren oportunidades para la explotación comercial de los conocimientos y de las capacidades científico-técnicas disponibles. Esta es una fuente de negocios para la comunidad universitaria (graduados, posgraduados y profesores) la intermediación de I+D+I con la empresa. Por ello las universidades públicas tienen que ser centros de enseñanza, investigación, extensión y emprendimientos con base tecnológica.

Lima, 02 de junio de 2007

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