LA CIENCIA EN LA EDUCACIÓN PLANETARIA
Por Agustín Zúñiga Gamarra
Por Agustín Zúñiga Gamarra
Cuando vemos los espléndidos nevados del Huayhuash[1], y los rayos de las tormentas que surcan el firmamento, o las noches limpias con estrellas refulgentes, nos embelesamos de la naturaleza y nos extasiamos del asombroso y maravilloso universo.
¿A dónde comienzan o terminan las estrellas?, ¿De dónde vienen las luces de los rayos?, ¿O porqué tienen hielo algunas montañas?. Son preguntas que nos hacemos desde la niñez, porque tenemos la libertad de jugar no solo con nuestras manos sino fundamentalmente con nuestra mente, sin embargo conforme pasa el tiempo, el niño crece y deja la niñez, ahora es adolescente y luego joven, conforme crecía, sus preguntas se fueron apagando, su ojos mirando lo mismo dejaron de trascender cumbres, ahora ve mas cerca, tanto como se lo permite la escuela o la familia. Así, adulto, sus preguntas no superan la cabina telefónica o la combi repleta de pasajeros, está preocupado por el día a día, las deudas, el trabajo y otros, al fin, se ha convertido en un habitante de habitaciones cerradas, no mas oportunidades para ver estrellas, ni montañas, hoy está “preso” en las “celdas” de cemento, a lo sumo se conecta al mundo vía el computador.
Ustedes me dirán estimada audiencia, ¿Cuándo y porqué comenzamos a tener temor a hacer preguntas?, ¿Cuándo perdimos nuestra creatividad?, y ¿Cuándo preferimos mirar el mundo virtual que el mundo real?. Alguien podría responder, desde cuando iniciamos la escuela. Otro dirá desde cuando nos castigaron por no seguir destruyendo nuestros juguetes. O, talvez, desde cuando nos castigaban por hacer preguntas difíciles a los padres delante de sus amigos.
No importa cuando, lo cierto es que perdimos paulatinamente la capacidad de hacer preguntas. Nos hemos acostumbrado, hoy con la solvencia tecnológica, a hallar respuestas, el computador está lleno de respuestas, no hay máquinas para hacer preguntas. Por eso debemos volver a preguntarnos, debemos reimplantar la cultura de la interrogación, y hallaremos que ellas, traen avances mucho mayores que catalogar y acumular respuestas. Hacer preguntas es tener curiosidad y esa es la esencia de la ciencia, de la investigación científica.
Cuando vemos la naturaleza nos deleitamos con el aroma de las flores, nos regocijamos escuchando el canto de las aves, o gozamos con la danza de un colibrí, todas nos parecen obras perfectas, todas sus partes se sincronizan para dar una totalidad que nos maravilla. Ellas no se presentan separadas, estancas, lo físico, lo biológico o lo artístico. La estructura mas compleja el hombre, también es una unidad. El afán de la comprensión de esa naturaleza, y las limitaciones humanas, llevaron a simplificar las cosas, y entonces se separaron lo material de lo no material. Surgiendo la separación de las ciencias naturales y humanas. Las artes, la literatura, la sociología, la psicología se distanciaron de la física, química y biología. Se nos impuso un universo, un mundo, desarticulado, partido y por ello los problemas los vemos según nuestras apetencias e intereses, y talvez por ello, estamos hoy, con la tierra y la humanidad en riesgo.
Hoy necesitamos mirar a la educación con carácter planetario, comprender que los problemas son globales, pero en esa globalidad lo local se destaca y se complementa. Por tanto la educación tiene que fortalecer la sobrevivencia, la sostenibilidad, la interdisciplinariedad y el acercamiento entre las partes para aceptar que nos necesitamos, que somos complementarios el uno del otro y consecuentemente se debe mirar a la tierra como un todo y en cada una de sus partes reconocer el todo (visión holográfica y planetaria). Así, promovamos la integración entre las ciencias naturales con las humanas y enfrentemos los problemas universales juntos. La casa de la ciencia[2] que presentamos, promoverá esa orientación. Sean bienvenidos todos, también los amantes de la poesía y narrativa, porque ellos también deberán comprender y usar la ciencia y el método científico.
Chiquián, 05 ade abril de 2008
[1] Huayhuash. Nombre de la cordillera que se encuentra ubicada en la provincia de Bolognesi (capital Chiquián), Ancash. Tiene como pico más alto y reconocido al Yerupajá con 6632 m snm.
[2] Se inauguró, el Centro Provincial Interactivo de Ciencia Tecnología e Innovación Para Todos (CECTI), el día 05 de abril de 2008, en la ciudad de Chiquián. El local fue construido por la municipalidad de la Provincia de Bolognesi, y el equipamiento fue adquirido vía un proyecto de cooperación con UNESCO. El acceso es libre a toda la sociedad, particularmente a los niños y jóvenes. En este espacio el saber se aproxima al hacer, menos fórmulas, mas manipulación, menos pizarra, mas entretenimiento.
1 comentario:
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