RECONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA DE HUAYLLACAYAN
A donde está Huayllacayán
Cuando aún no bahía terminado primaria, en unas vacaciones de febrero, allá por 1964 fui a visitar el pueblo de Huayllacayan, ciudad natal de mi madre (distrito de la Provincia de Bolognesi, departamento de Ancash). Junto a mi hermana, hicimos maletas, para pasar al menos 2 semanas, iniciamos nuestro periplo en la plaza de armas de Chiquián, con el ómnibus de los Landauro. Luego de unas 3 horas de viaje, arribamos al pueblo costeño de Chasquitambo, donde nos bajamos a la entrada, antes del puente sobre el río purísima; allí nos hospedamos en el hogar del tío Aurelio Padilla, una casita bajita, con sus paredes tan despintadas y polvorientas que parecía la continuidad del piso.
La casa estaba construida en los terrenos de su extensa chacra, junto con un primo visitamos sus plantaciones de Yuca y también el árbol de donde se produce el “Choloco”, aquella bolita negra de madera que en nuestra niñez muy de casualidad llegaba a Chiquián, trepado en ese árbol, para sacar mas y mas cholocos, recibí muy rápido el rechazo de dos grandes avispas que me espantaron con sendas picaduras en un oído que luego me causaría incomodidad durante todo el viaje.
Luego de descansar dos días, tomamos un pequeño ómnibus que luego de 2 horas nos llevó hasta la Esperanza ultimo punto con carretera, desde allí, a lomo de caballo y a pié, subimos por el empinado camino hasta Huayllacayán, una ciudad de unos 800 habitantes, a 3000 m snm, de belleza, tranquilidad y calidez propia de nuestros pueblos bolognesinos, el ingreso al pueblo se hacía cerca a la escuela primaria, limpia, amplia y bien pintada con un campo de fútbol y básquet bien conservado, este centro educativo, había sido levantado y arreglado por el esfuerzo del pueblo y de maestros de gran estirpe como, mi padre Antonio Zúñiga, don Virgilio Chávez, don José Romero, don Antonio Espinoza, doña Teodosia Cerrate, doña Rosa Borja, doña Vicente Vicuña, doña Luzmila Gonzales, doña Dorila Maturana, doña Albina Fonseca entre otros. Sus alumnos de las décadas del cuarenta y cincuenta, los recuerdan como verdaderos guías y forjadores de mujeres y hombres trabajadores, emprendedores y buenos padres de familia.
Luego de pasar 21 días, en medio de las chacras, sembríos, ordeño de vacas, cuidado de chanchos, recolección de leña, acarreo de agua desde el puquial, retornamos por Llampa, y posteriormente Colquioc, lugares cálidos y grandes productores de frutas, guayabas, pepinos, chirimoyas, naranjas y sandillas, que se encontraban regados al borde de la carretera, en cajones listos para ser negociados en Barranca o Lima. Para mis recuerdos Huayllacayán, fue el proveedor de granos y frutas de mi infancia, las chirimoyas y paltas eran inigualables.
La iglesia factor de cohesión y el terremoto del 70
En la plaza de armas, empedrada y limpia, se levantaba la iglesia, lugar indispensable de las grandes fiestas de la Virgen Purísima del 8 de diciembre, las anchas paredes, que parecían incólumes, se desplomaron en el sismo del 31 de mayo de 1970. Desde aquella vez, han transcurrido casi 40 años y aún no se ha terminado de reconstruirlo. Han quedado en el recuerdo los matrimonios religiosos, los bautizos y todos los otros ritos católicos que le daban cohesión social a la comunidad Huayllacayana.
En nuestros pueblos la iglesia es parte de nuestra vida, de nuestros álbumes de fotos, es la continuidad de la casa, testigo de nuestros alegrías y penas, la diversidad de santos y sus milagros, acompañan permanentemente la historia individual de cada hombre o mujer. Los rezos de las 7 de la noche, la preparación de los catecismos para la primera comunión, las misas de gallo en navidad, las semanas de recogimiento por la semana santa y el tañido de sus campanas convocando a los pobladores para alguna actividad comunal importante, son actividades de la iglesia integradas de la vida cotidiana del poblador.
El esfuerzo encomiable de un Comité
El terremoto del 70 les quitó un lugar indispensable de sus casas y de su vida, ellos lo necesitan, en recuerdo y homenaje a sus padres, quieren reconstruir la iglesia que de niños vieron su grandiosidad y prestigio, se han propuesto dejar a sus nietos y bisnietos una mejor casa ojala fuera completa.
Estos pequeños pueblos no tienen grandes hacendados que puedan donar el dinero suficiente para reconstruirla, solo queda el trabajo paciente y sacrificado de los pobladores y residentes en Lima. Ellos indesmayablemente, a riesgo de su salud, siguen año tras año, colectando sol a sol, en diversas actividades, que exigen mucho trabajo para recaudar exiguas cantidades. Hoy pasan puerta a puerta de los residentes enLima , solicitándoles, nuevamente una colaboración: “esta vez hemos decidido no hacer polladas o fiestas, trabajamos mucho y solo ganamos 600 soles, por eso hemos venido a solicitar vuestra colaboración”, nos expone Eleu, añejo dirigente del Comité.
Precisamente, ayer sábado pasaron por mi casa, y me explicaban todo ese ajetreo, a pesar de las dificultades, para ellos era un deber, podrían estar en sus hogares descansando, sin embargo, a pesar del sol asfixiante, usando su propio dinero, visitaban diferentes barrios.
Cuando les pregunté en qué estado se encuentra la Iglesia, me respondieron que han podido convencer al párroco de Ticllos (reconocidos carpinteros de exportación), que les done la puerta principal avaluada en 25 mil soles, la cual está lista, también han logrado comprometerlo en la construcción de 10 ventanas de las 20 que se necesita, igualmente el piso de 300 m2 está en falso piso. Ahora con caracter de urgencia necesitan dinero para pagar el transporte de la puerta y el trabajo de carpinteros para su ubicación, nos recuerdan que también requieren las ventanas y el piso. Les comuniqué que seguramente, gracias a la gran audiencia del programa, seguramente muchos amigos que deseen colaborar lo harán, llamando a los teléfonos 5713245 y 7765578, que de inmediato el comité llegará hasta su domicilio para recabar su aporte.
Reconocimiento y colaboración
Esta titánica labor, la realiza un pequeño Comité (Comité Central Pro Construcción de la Iglesia Matriz de Huayllacayán), de mujeres y hombres, huayllacayanos residentes en Lima, entre ellos resalta desde hace muchos años la infatigable labor de la Señora Zoraida Gamarra de Concepción, que hoy con su salud quebrantada, merece un aprecio y reconocimiento especial, su ejemplo de trabajo y dedicación permanente es guía para el comité y para toda la colectividad huayllacayana. Igualmente queremos demostrar nuestro aprecio a los otros integrantes: don Tobías Concepción Balbuena, Eleu Gamarra Andrade, Oswaldo Sotelo Ortega, Oscar Benítez Gervasio, Nancy Villafuerte, Estela Ramos, Floresmilo Torres, Constantino Padilla y Older Gamarra.
Este comité merece la colaboración de todos los huayllacayanos residentes en la capital, les comenté que incorporen en su programa las actividades culturales, y traigan a Lima a algún teatro esas hermosas estampas de Los Danzantes, El capitán, El Inca, Orquestas y Banda, y seguramente se coparía de asistentes, allí se comprometería adicional apoyo con la presencia de algunos amigos que admiran la cultura. Enfatizamos que no todas las actividades deben estar necesariamente relacionadas con la cerveza y alcohol, puesto que ellas no contribuye a la participación de jóvenes y niños, a quienes se les debe integrar al liderazgo y valorización de nuestras costumbres y expresiones culturales.
Agustin Zúñiga Gamarra
Lima, 29 de abril de 2007
1 comentario:
Buenas tardes, le cuento que soy medico y me encuentro a puertas de realizar mi serum y me ha tocado dirigirme al puesto de salud de Huayllacayan, investigando sobre este lugar llegue a su pagina Web donde la verdad me emociona todo lo que usted escribe de este lugar espero cumplir con las expectativas del lugar y tambien quisiera atreverme a pedirle que por favor me de algunos alcances que me puedan ser útiles al estar alla y tambien de como llegar si es que fuera posible.
De antemano muchas Gracias.
Publicar un comentario