Enlos países subdesarrollados usualmente los hombres de ciencia tanto investigadores cuanto ingenieros, están muy ausentes de los niveles de poder político, que en la práctica son el legislativo y el ejecutivo. Estos espacios de poder son claramente “propiedad” del área de humanidades (abogados, sociólogos, economistas). Basta revisar las especialidades de los lideres de los partidos políticos.
Tampoco escapa a esta tendencia, el cuarto poder, es decir, los medios de comunicación, la mayoría son comandados por abogados y algunos periodistas. En la lista propalada por dos medios de difusión muy conocidos (diarios, Peru21 y La Republica), anunciaron en paginas completas fotos de sus articulistas, en esos 40 integrantes, no aparecía un solo científico o ingeniero. ¿Es que no hay hombres de ciencia capaces expresar puntos de vista, de alcance nacional?. O es que la visión de los dueños de los medios de comunicación se reduce a las comidillas políticas que si tienden al escándalo mejor. Mas vende la foto de un congresista sentado sobre una vedette que hablar del problema del agua o el calentamiento global. ¿Así qué falta nos hace un científico?.
En este escenario, es explicable que un presidente de la republica también le interese poco o nada, la situación, el futuro y las expectativas de la ciencia e ingeniería nacional, lo que queda reflejado en la Política Científica explícita, donde no hay claridad en la demanda tecnológica, de forma que no importa cual sea la oferta tecnológica. Si no hay rumbo no importa qué investigar o qué desarrollar. Así no hay alineamiento con la propuesta de país, ni líneas prioritarias: locales o nacionales. Por eso las permanentes dubitaciones en la definición del papel de las instituciones de ciencia, por momentos hablan de fusión de instituciones y en otros de no haber definido nada. Esta indesicion, deja incomoda, preocupada a la comunidad científica.
Las débiles expresiones del CONCYTEC abren espacio para reponer la propuesta de un ministerio de Ciencia Tecnología y Ambiente. Porque se necesita autoridad al mas alto nivel que: vigile el rendimiento y coherencia de la oferta tecnológica local y nacional; maneje el registro de méritos de los investigadores; defina y dirija el plan nacional de ciencia y tecnología con credibilidad; integre y priorice las actividades científicas; descentralice la ciencia implementando laboratorios nacionales: sur, centro y norte; facilite acciones integradas con otros ministerios claves del desarrollo productivo, como son educación, agricultura, pesquería, minería, energía o medio ambiente, estas coordinaciones tienen que ser hechas al mas alto nivel para no ser mirados con desdén.
Hablando de esa elite de poder, que comanda al país desde hace muchos años, nos percatamos que la mayoría de ellos proceden de la Pontificia Universidad Católica del Perú, tan sonada esta semana. Chichi Valenzuela, Rosa María Palacios, Sol Carreño, José Tola. Y a un nivel mayor también lo son: Alan García, Rafael Rey, Javier Barreda, Enrique Bernales, Javier Diez Canseco, Verónica Zavala, Marta Chávez entre otros. Esta universidad que cada día está mejor, contrasta con las universidades públicas, que parecen haberse estancado hace 20 o 30 años. En esa lista de no hay científicos. Estos se forman en las universidades públicas, allí donde las dificultades son mayores, donde el estado se ha olvidado, donde generalmente van los alumnos de las capas sociales económicamente menos pudientes. Los unos van a dirigir el país y los otros a trabajar en las minas, en las fabricas, en el interior del país, en las pequeñas y medianas empresas a generar empleo para el Perú excluido.
A pesar que unánimemente las experiencias del progreso y desarrollo de los países, ha estado basado en el dominio de la tecnología, las políticas y decisiones observadas no han sido de apoyo a estos sectores. La ciencia y tecnología, en nuestro país, es usado por los dirigentes políticos, solo para servir de adorno a sus discursos electorales, allí se florean citando experiencias tecnológicas exitosas: irlandesas, indias, chinas, coreanas, ... Sin embargo en su entorno de asesores no disponen de científicos peruanos, les basta mas y mas abogados y sociólogos.
Por eso no es necesario mirar la bola de cristal y preguntarle si el Perú tendrá mejor suerte en el futuro. Basta con ver su apoyo a la educación pública y a la ciencia. Las actitudes de los gobernantes en estos campos simplemente nos dicen que los países pobres seguirán siendo pobres y que los dueños del poder seguirán de espaldas a la ciencia.
Pensamiento del día:
Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. (Euclides).
Agustin Zúñiga Gamarra
Lima, 01 de abril de 2007
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